Tin & Tina, película de Rubin Stein

Duración: 119 min
Año: 2023

País: España
Dirección: Rubin Stein
Guion: Rubin Stein
Música: Jocelyn Pook
Fotografía: Alejandro Espadero
Reparto: Milena Smit, Jaime Lorente, Carlos González Morollón, Anastasia Achikhmina, Teresa Rabal, Ruth Gabriel, Ana Blanco de Córdova, Luis Pérezagua, Enara Prieto
Género: Thriller. Intriga. Adopción. Religión. Terror
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Tin y Tina son niños angelicales aparentemente en todos los sentidos. Su mundo es pequeño, restringido y plenamente aceptado. Parecen felices y convencidos de sus férreas creencias. Dada su temprana edad asusta su determinación a la vez que se comprende, son influenciables. El microcosmos opresor del convento del que proceden limita sus miras, pero les abre las posibilidades de ser adoptados ya que son talentosos, pulcros y se portan bien.  

Los niños han funcionado muy bien cómo base de historias de terror. En este caso al combinarlo con la religión, la paternidad y la Biblia se vuelve especialmente aterrador. Una apuesta original, cargada de misterio, que se sitúa acertadamente en la España de los años 80.

La película plantea muchos puntos de reflexión, y debate, si uno quiere verlos, o simplemente se puede disfrutar de la tensión que van generando las diferentes situaciones. Un desasosiego alimentado por sus comportamientos imprevisibles derivados de sus razonamientos particulares. La duda, la intriga y la inquietud recorren la película consiguiendo mantener el interés a pesar de ser bastante larga, dos horas. Curiosamente proviene de un cortometraje de la misma temática, pero del que no se aprovecha ninguna grabación, ni actores. Podéis ver dicho cortometraje y el resto de los realizados por el director, Rubin Stein, en Filmin. Los tres cortometrajes comparten la misma banda sonora y configuran su particular trilogía de luz y oscuridad, de blanco y negro.

Como señalaba, la película plantea cuestiones interesantes y funciona como metáfora de sociedades retrogradas, fundamentalistas y fanáticas si vemos a los niños como reflejo de la propia sociedad. La religión no es el problema y la fe puede ser de ayuda, pero la legitimación de actos violentos gracias a su interpretación es muy peligrosa y puede justificarlo todo.

Al ser niños adoptados, ya con cierta edad, es difícil que los padres sepan que han vivido y que pasa por sus cabezas. La película aprovecha todas las incógnitas y juega con la duda para generar una tensión constante alimentada por la propia imaginación del espectador. La clave es mostrar poco y sugerir mucho.

El uso de la cámara, con muchos movimientos circulares, nos predispone a la sorpresa al ir mostrando espacios progresivamente. Cuando la acción queda dentro de plano algo la oculta y en muchas escenas la acción queda fuera de campo. En diversas ocasiones se intuye lo que sucede por la expresión facial de los personajes. Esta invitación constante a imaginar y una puesta en escena perturbadora mantienen alerta al espectador a lo largo del metraje que tiene su climax en un largo plano secuencia final.

El uso del color blanco en los niños sugiere pureza. La ausencia de matices recuerda a un lienzo sobre el que plasmar ideas. Los niños son recipientes vacíos que cuestionan poco y solo ven lo que se les muestra. Los años 80 son momento de cambio y los niños una opción de frenarlo.

La sobreexposición a símbolos religiosos inquieta e incómoda pasando de significar protección a sugerir amenaza. Es el mismo efecto que ha tenido en muchas ocasiones el exceso de celo en la inculcación de ciertas ideas que acabaron derivaron en rechazo. En su narrativa, es frecuente ver como los símbolos asociados a una posible infancia feliz son corrompidos pasando a significar algo bien distinto.

A través del dialogo se reincide en el valor de las interpretaciones y lo potente que es la mente humana cuando busca justificaciones. El aislamiento, el sacrificio, las restricciones, la cohibición, el castigo, …derivan de una religión malinterpretada en la que nada tiene sentido sino se lleva a la práctica, y eso es lo que asusta. En la mente fértil de un niño ciertos pasajes llevan a pesadillas de ángeles exterminadores y atrocidades varias. Todo puede justificarse si es por Dios, pero a Este se le interpreta ya que está en el silencio (“la ausencia es presencia”). En este punto, la película no deja de jugar con el misterio de la fe, lo que se ve y lo que no se ve, ser creyente o no, …en definitiva, dos caminos.

Las interpretaciones son excelentes. Teresa Rabal realmente recuerda a esas monjas autoritarias que parecían encerradas en ideas que las hacían infelices. El sacrificio autoimpuesto, limitante, castrador, …una vez asumido, no podrá ser rechazado puesto que nadie aceptará haberlo hecho por nada.  Los padres primerizos interpretados por Milena Smit y Jaime Lorente y los niños, Carlos González Morollón y Anastasia Achikhmina, bordan sus papeles reflejando sus convicciones y perplejidades. Milena Smit, en particular, aporta un matiz de tristeza e inquietud a su personaje que se ve sumergido en la aventura de criar a Tin y Tina.

Viéndola me venían a la cabeza otras películas de genero como El pueblo de los malditos, Los chicos del maíz, La maldición de Damien,…o incluso Martyrs, pero es una película contenida, sugerida y mucho más realista que aquellas conteninedo un trasfondo crítico que invita a la reflexión. Os la recomiendo totalmente. Una excelente ópera prima.

“¡Vas a creer!”