Llegado desde Corea del Sur y con un ritmo pausado pero contundente este cortometraje nos muestra a través de cuidadas imágenes el amor no correspondido de una anciana hacia su familia. A través de su protagonista nos hace reflexionar sobre el problema que supone hacerse mayor y como se percibe esta situación por parte de los familiares más directos.

Es una historia especialmente conmovedora por el uso de los silencios, la resignación de la protagonista y sus constantes muestras de amor hacia los demás. A medida que envejecemos nos deterioramos físicamente, facilitando que se acepte un final, pero en este caso es especialmente triste porque la protagonista es la persona que, si incluimos el aspecto mental, está mejor. La situación mostrada es posible pero el comportamiento de los adultos, aparte de ser reprochable, es un tanto forzado.

En este viaje hacia la noche cada escena nos adentra en la mezquindad humana con detalles como el de la gasolinera, en la que se plantean cuánto gastar en combustible para llevar y abandonar a la protagonista. También me impactó su cara cuando piensa que su hijo ha reflexionado cuando en realidad solo pretende incomunicarla y silenciarla para fingir que ya no existe.

The trip 5

El peso de la narración está en las imágenes y el escaso guión solo aporta pistas que refuerzan lo que ya estamos viendo. En este contexto hay poco que decir sobre los actores entre los que destaca la protagonista aunque no cambie su expresión.

Fundido a blanco expulsando a la protagonista de la imagen en pantalla y fin.

The trip 4

Como novedad, este año, entre corto y corto se ha incorporado una frase proveniente del mundo del cine para reflexionar sobre lo que se acaba de proyectar. En este caso la frase fue:

 

 

– Tu bebé, probablemente, tiene un corazón que late, puede sentir el dolor y también tiene uñas.

– ¿Tiene uñas?

(Juno)

 

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