Cortometraje llegado desde Turquía que narra sin palabras la historia de Rabah, una niña siria que pierde a su madre durante un bombardeo. En realidad sí que llega a pronunciarse una palabra, mama, que es suficiente para expresar aquello que busca y todos necesitamos.

Basada en una historia real es una muestra de los múltiples daños ocasionados por los conflictos bélicos. En este caso una niña pierde a su madre en Alepo para reencontrarla en Kilis gracias a su imaginación y la necesidad de creer.

En este punto, la audiencia debía estar conmocionada ante un arranque de festival con tanto dramatismo pero la calidad de los cortometrajes es innegable y las imágenes están muy bien estudiadas.

 

 

La frase: ¡No necesitábamos diálogos. Teníamos rostros! (El crepúsculo de los dioses)

 

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